La leche materna es el mejor alimento que puede recibir un recién nacido. Sin embargo, hay casos en los que la madre no puede amamantar a su hijo. La leche de donante se necesita en algunos prematuros (con menos de 1,500 kgs. de peso) o en neonatos que han sido sometidos a alguna intervención quirúrgica y que no pueden alimentarse directamente del pecho de la madre.
La leche contiene proteínas, anticuerpos y grasas que aseguran el crecimiento y protegen al lactante contra infecciones generalizadas graves y combate las necrosis intestinales. También ha demostrado ser beneficiosa para el desarrollo neurológico y visual.
La selección de las donantes, la recogida y almacenamiento de la leche en condiciones óptimas y su pasteurización previa al consumo, junto con estrictos controles de calidad, conceden a la leche humana donada la seguridad y los beneficios necesarios.
La leche donada se recibe, se procesa, se almacena y se distribuye según indicación médica.